UN VUELTO LARGO

El Mundo Al Vuelo (reencauchado... un poco más detallado -y menos aburrido-). Tailandia, Laos, Vietnam, Camboya, Singapur, España (oops, una de estas cosas, no es como las otras)

30 mayo 2006

Me atropelló la tecnología


El sábado pasado estuve en una presentación de un lugar llamado Holistical Medical Center, al cual asistí porque me llama la atención la medicina alternativa y porque había chequeo gratis (y como he dicho muchas veces, no le digo que no a nada que sea gratis) y la experiencia resultó buenísima.

Los asistentes eran los miembros de BNOW (Bangkok Network of Women –red de mujercitas en Bangkok-) y la presentación inició con la introducción de este centro médico, explicando la tecnólogía que utilizan y en qué se basa lo que hacen, lo cuál no entraré a explicar. Lo que sí les contaré son los chequeos que me hicieron:

Prueba de sangre: una pinchadita de dedo, dos goticas en el vidrio, al microscopio y de pronto mis lindas células sanguíneas mirándome desde la pantalla del computador en frente mío. Lo mas lindas ellas se movían alegremente en diferentes direcciones.Y resulta que mis células son super unidas, ellas no se quieren separar y andan en pandillas de lado a lado, montadas unas encima de otras. Luego me explicaron que no es que sean muy amigas, sino que simplemente yo no mastico lo suficiente (y yo que creía que con la experiencia que tengo yo ya no tragaba entero), que como muy rápido y que no tomo agua. Todo eso yo lo sabía, pero no sabía que mis células sanguíneas lo pudieran reflejar. También se veían unas manchitas un poco brillantes, a lo que la enfermera (o bacterióloga, o la niña de blanco que me pinchó el dedo) llamaba cristales, lo cual era producto de la polución (lo que me pareció muy raro después de haber vivido toda mi vida en Bogotá, dos años y medio en India y 8 meses en Bangkok, lugares poco contaminados) y tal vez de sustancias como los pesticidas que vienen en algunos vegetales. Pero se veían bonitos en la pantalla y también me sonreían. También se veían unas manchitas leves que ella describió como mucha grasa en mi sangre, me dijo que se nota que como muchos fritos me dijo que dejara de comer tanto pan. Por unas leves liniecitas me dijo que no asimilaba bien las proteínas. Pero que la doctora me daría la información completa.

MRIT: Después pasé a otra oficina en donde me pusieron unos audífonos y una plaquita plana apuntando hacia mi cabeza (¿escaner?), de una lista grandísima de todos los órganos seleccionaron tres para analizar: venas del cerebro, estómago y corazón. Yo sólo escuchaba bip, bip, bipbip, biiip, etc, por 1 minuto y la pantalla del computador mostraba diferentes diagramas, los órganos señalados, con un rápido análisis y ya. Muchas gracias, en un rato le damos los resultados. Pero luego las demás me dijeron que ellas habían podído escoger los órganos, así que fui de nuevo, hablé y escogí adicionalmente hígado y colon.

Mientrás que la doctora atendía a las demás nos llevaron a la otra sección llamada The Bodhi, que es un gimnasio supermoderno. Nos mostraron las diferentes máquinas basadas en tres palabras: hagapocoesfuerzo- peroquememuchascalorias- enellugardondenecesita (exactamente como me gusta: camine por 20 minutos pero queme 3.000 calorías durante la sesión y 1.200 en las 8 horas siguientes), las camas masajeadoras (quiero una así en mi casa) y la tina en forma de concha (de mar, mal pensados) que llenan con agua con la misma salinidad que la del Mar Muerto (q.e.p.d.), la cual al cerrar la tapa hace que se desconecte del mundo y tenga, por veinte minutos, un descanso equivalente a ocho horas de sueño y salga con la piel suavecitica y completamente relajada. Luego nos hicieron un examen de composición corporal: después de pararme durante dos minutos en algo similar a una pesa electrónica, con los pies ubicados en unos sensores y las manos, con los brazos rectos, agarrando dos pequeños tubos (o palos, pero no de madera) supe lo siguiente:
*Que el agua al interior y al exterior de mis células está entre los niveles normales, al igual que las proteínas y minerales; pero la grasa corporal se pasa de los niveles normales (¡Qué sorpresa!).
*Que mi peso está normal, lo mismo que el peso de mis huesos y musculos, pero que el peso de la grasa está por encima de los niveles normales (¡Qué sorpresa!).
*Que el índice de masa corporal y el radio de cintura-cadera está normal, pero, para variar, el porcentaje de grasa corporal está varios puntos por encima de lo normal.
*Que el brazo derecho es más fuerte que el izquierdo y están desbalanceados, aunque están en los niveles normales a diferencia de mi tronco que está por debajo del nivel normal, al igual que las piernas.

El resultado final, aparte de sentirme grasienta y de no entender parte del análisis fue: peso 55,5 kilos; debería pesar 53 kilos; tengo 6,1 kilos de grasa, pero debo perder 2,5 kilos y los 3,6 restantes los debo volver músculo. Fácilito. Y obvio, con esas máquinas tan espectaculares, imagínense los precios. Así que con estas soluciones mejor que me sigan llamando El Mujerón.

Finalmente la doctora me leyó los resultados de mis análisis y confirmó todo lo que había dicho la señorita de la sangre, añadiendo que todos los organos analizados están bien, excepto alguna gastritis que tengo en el estómago. Que tome leche de soya, que no coma anta grasa, tratar de no comer carnes rojas, comer más pescado y adicionamlemnte tomar algún antioxidante (recomendó vitamina C), enzimas y probióticos, que casualmente todo lo venden en el centro a unos precios un poco altos.

Para que vean que aparte de hacer investigaciones culturales y de centros nocturnos, también estoy altamente interesada en la ciencia y la tecnología.
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21 mayo 2006

¿Camisetas mojadas? ¡Feliz Año!


“¿Otro Año Nuevo?” Eso dije cuando me dijeron que habían varios festivos en abril y que uno de ellos, el más largo, era el Año Nuevo tailandés: Songkran.

El Songkran es un festival que se celebra durante tres días en Tailandia. Coincide en fecha con nuestra Semana Santa (o Easter en muchos países). Cuentan que “hace más de veinte años había una tradición delicada en Tailandia que ocurría cada abril cuando el sol se movía a la constelación de aries, indicando el nuevo año. La celebración comenzaba con una actividad muy simple: Limpiar la propia casa. Se botaban artículos viejos que ya no se usaban, ya que se pensaba que estos traían mala suerte y se usaban trajes nuevos para darle la bienvenida al Año Nuevo. Después de limpiar la casa, la familia comenzaba a preparar comida que se ofrecería a los monjes al día siguiente. Para mostrar respeto a sus mayores, la gente salpicaría agua con escencias en las manos de sus familiares –simbolizando purificación y reverencia”*.

Pero como se explica al principio, eso era hace más o menos veinte años, porque en lo que se ha convertido ahora es en una guerra de agua permanente por tres días, nadie se salva (bueno, casi nadie). Aparte de lanzar agua, algunos echan también un polvito (malpensados, me refiero a talcos), lo cual se hace para disuadir malos espíritus, viniendo de una tradición del hinduismo. Fue muy bueno presenciar toda la celebración: habían grupos de gente en las calles principales y unos pocos en las calles pequeñas, completamente mojados, armados con pistolas de agua (pero no pistolitas, pistolas grandotas, con tanquecito) y al lado tenían canecas grandes de plástico llenas de agua. El que pasara cerca a estos grupos no salía seco. Y por esas calles principales todos los carros iban con los vidrios cerrados, excepto las camionetas, que llevaban en el platón (parte trasera) grupos de gente y canecas, baldes, tinajas -y cualquier otro recipiente grande para almacenar agua- llenos de agua helada que lanzaban a los transeuntes o a la gente que iba en otros vehículos (carros, coches, buses, camiones, autos, motos, bicicletas). La persona que decidiera caminar en lugar tomar un taxi o algún medio de transporte público, con seguridad resultaría mojada, aunque los que más sufrieron (o estuvieron mojados todo el tiempo) fueron los motociclistas.

Yo no quería mojarme, porque varios amigos de Chennai estaban en la ciudad y los planes que hicimos en esos días no era como para estar mojados, así que no participé de la “fiesta”. Generalmente camino desde mi casa hasta la estación del tren, pero desde el primer día tuve que coger taxi tan pronto salía de mi casa, porque a sólo 10 metros ya estaban echando agua. Ese día en la tarde caminamos con Karla y Quentin (una amiga de Chennai y el hijo de dos años) y estuvieron a punto de mojarnos en varias ocasiones, pero gracias a él no lo hicieron, aunque en algún momento se acercaron y nos dijeron con una gran sonrisa “Soly” (sorry pero la "r" no la pronuncian) y con mucha delicadeza nos untaron polvo humedo en las mejillas.

Esa noche regresé a mi casa en taxi, sintiéndome victoriosa porque durante todo el día no me habían mojado, a pesar de que estuve caminando en la calle. A dos cuadras de mi casa se acercó un hombre y disparó su pistola en mi ventana, me moví como reacción, pero la ventana estaba cerrada, así que lo miré con cara burlona desde adentro. Él siguió con su sonrisa, se acercó más al taxi y suavemente abrió mi puerta y me disparó muchas veces diciéndome “Happy Songkran”, hasta que reaccioné y cerré la puerta, pero ya estaba mojada.

Con Sandra y Jaques (amigos de Chennai) visitamos algunos de los templos más importantes y gracias al Songkran estaban más llamativos que en otras ocasiones: habían muchos monjes y muchos tailandeses orando y haciendo diversos rituales y ofrendas. En uno de los templos, Wat Pho, habían muchos budas pequeños en diferentes posiciones ubicados fuera del templo mayor. La gente compraba agua con esencias y echaba un poco sobre el hombro de cada imagen del buda. También había un gong grande para que la gente lo hiciera sonar.

Fue muy agradable ver la actitud de la gente estos días ya que se veía que disfrutaban estar mojados, echar agua y estar siendo mojados. Había mucho alcohol en las calles y también mucha diversión y todo era parte del sanuk que es la actutitud que tienen los tailandeses que los hace tratar de divertirse y disfrutar cada una de las actividades que hacen: Algo más para aprender de esta cultura.

*Tomado de Get Wild, Get wet. Tomyam Magazine, Abril 2006.
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14 mayo 2006

De city sin sets


Siguiendo con la vida nocturna de esta fascinante ciudad, es hora de mostrar que no todo es sexo (bueno, ni idea lo que haga la gente después de llegar a sus casas). Bangkok es una ciudad llena de lugares para divertirse en la noche (aparte de los mencionados anteriormente).

Si su idea es únicamente salir a comer, tiene restaurantes de todo tipo para elegir y de todos los presupuestos; puede comer en la calle comida tailandesa por menos de un dólar (es limpio y seguro, no se va a enfermar o por lo menos yo no me he enfermado) o puede ir a un restaurante en la terraza de un hotel, en el piso 61, con vista a la ciudad, muy romántico; tanto que puede sentir deseos de hacer algo inapropiado, especialmente, cuando recibe la cuenta puede sentir ganas de saltar desde ese piso (su cuenta puede estar cercana a 150 dólares por persona -en promedio-).
Hay muchos bares ingleses, escoceses e irlandeses (para mí es la misma m..., pero los de esos países ven grandes diferencias) a los que voy con alguna regularidad, ya que uno de mis amigos es inglés y no le gusta bailar. Lo bueno de estos bares es que no están llenos de niñas tailandesas tratando de ganarse la vida (aparte de las meseras y de las promotoras de cada marca de cerveza que usan unos vestiditos cortos y muy ajustados –malditas flacas-, generalmente llama la atención la que promociona Tiger que tiene un tigre adelante y atrás, algunos dicen: “ese tigre me está rugiendo”), pero está lleno de ingleses, escoceses e irlandeses (y otros) bebiendo cerveza y muy seguramente hablando de fútbol (porque de mujeres ellos nunca hablan). Es agradable, de vez en cuando, ya que se puede hablar y ver hombres guapos (papitos, churros, bizcochos, buenos) y otros que no lo son (no porque me guste ver hombres, simplemente me gusta analizar su comportamiento).

También hay muchas discotecas. El otro día fuimos a una que queda en uno de los mejores hoteles y la experiencia resultó muy divertida. Bailé mucho y vi muchas escenas interesantes: Había un señor que parecía sacado de una película de la mafia japonesa, estaba sentado en una mesa –bueno, en una silla- y era bajito, gordo, con bigote, peinado con una colita de caballo, usando una camisa muy llamativa, negra con diferentes rayas de color crema; a su lado estaba una mujer de pelo largo, con una blusa de estampado leopardezco, labial rojo y gafas oscuras. Cuando terminaron de comer pasaron a una mesa al lado de la pista de baile, rodeada de guardaespaldas en trajes negros. Después de un rato me confirmaron que no era de la mafia japonesa, sino de la mafia indonesa, que va muy seguido a ese lugar y cuando lo hace, va el viernes con la amante y el sábado con la esposa (era sábado así que la leoparda era la esposa), que siempre debe haber alguien del hotel frente a él para que nadie se acerque demasiado, ya que en ese caso saltarían los guardaespaldas a defenderlo. En la pista había todo tipo de gente, muchos hombres extranjeros (estamos en Tailandia, obvio), muy bien vestidos y cerca a ellos habían muchas niñas tailandesas solas tratando de llamar su atención, bailando provocativamente (luego me dijeron que eran fufurufas –prostitutas- de clase alta -o para altas esferas-). Había un hombre blanco (europeo, americano, australiano, alemán o de alguno de esos países, por eso es más fácil decir “blanco”) de más de 50 años, vestido con un pantalón negro, una camiseta de rayas blancas y negras (marinera) y una boína en su cabeza, que bailaba en la pista sintiéndose Jhon Travolta en “Fiebre de Sábado en la Noche”, bailando con cualquier mujer que medio se le acercara, yo quería bailar con él, pero me aguanté las ganas para darle la oportunidad a las tailandesas que estaban cerca. En otra esquina de la pista había una niña bailando muy bien, con un cuerpazo, parecía que la hubieran sacado de un bar de Nana Plaza (ver artículo anterior), la hubieran vestido y la hubieran puesto en la pista. Terminamos la noche bebiendo muchos shots de color naranja en tubos de ensayo y unos teteritos con un coctel azúl en su interior, sacados de un gran recipiente lleno de hielo y velitas (tranquila mami que no había bebido en toda la noche), que nos invitó Tommy, cheff del hotel (y mi alumno).

También se encuentran unos pocos bares latinos, uno de ellos, también en un hotel, con banda cubana. Allá estuvimos bailando con algunos latinos muy queridos que he conocido en los últimos meses. En otros bailan salsa, pero salsa de show (estilo Dirty Dancing o Baila Conmigo)y la mayoría de los que bailan en estos lugares no son latinos.

Hay otras actividades de entretenimiento para hacer en la noche, como ir a shows de Ladyboys. Fui a uno hace un mes llamado Mambo. A la llegada se estaba terminando el show anterior y estaban todas esas mamacitas (¿?) afuera del teatro vestidas con trajes de fiesta. Al irse acercando, ibamos descubriendo un poco las facciones masculinas y esa voz grave-sensual (como la de James Bond cuando dice: “Mi nombre es Bond, James Bond”) que nos llamaba para que nos tomáramos una foto con “ellas”, para luego cobrar 1 dólar por foto. Dentro del teatro empieza el show, una mezcla de Moulin Rouge, Lido, musical de Broadway y coreografía de niñas de 10 años: La canción del inicio es la de Moulin Rouge, hay partes del show en el que “ellas” se ven muy setcis, como en el Lido (el de Paris, no el de Bogotá), las coreografías pueden asemejarse a las de un musical de Broadway, pero con “algunas bailarinas” que no cordinan y no tienen ritmo ni soltura como muchas niñas de 10 años. A algunos se les veía un bultico pequeño allá abajo con algunos de los trajes y lycras, mientras que otros estarían operados, porque no se veía nada. Habían “varias” que me parecieron lindísimas, que aparte de la voz, no había nada que revelara el sexo con el que vinieron al mundo. Parte del show era protagonizado por un señor obeso, que aunque estaba vestido de mujer, no creo que sea travesti como los demás y aunque un poco desagradable, hizo del show algo muy chistoso.

En estas tres entregas he tratado de resumir lo que he conocido de la vida nocturna hasta el momento, cuando conozca más les estaré informando.
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09 mayo 2006

Y en Bangkok el tigre no es como lo pintan


Casi todos los días me sorprendo y me emociono cuando voy caminando hacia mi casa y me encuentro con algún elefante en la calle, de diferentes tamaños. O estoy en un bar y veo pasar a alguno de estos animalitos. Y no dejo de sorprenderme, especialmente cuando el elefante está disfrazado de tigre afuera de una tienda de videos.


Vivo en una zona con muchos hoteles, por eso hay personas que llevan a los elefantes para que los turistas les den comida, que ellos mismos les venden. Algunos, cuando el dueño les pellizca la oreja, bailan levantando la patica y moviendo la cabeza y la trompa, casi al ritmo de la música. Hay otro pequeñito al que le ponen una luz roja en la cola que titila (para que los carros no se estrellen).

Y esta es una de las pequeñas cosas que me mantienen alegre en estas tierras lejanas.
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Sets an de citi (2)


A continuación seguiré con otras zonas importantes en la vida nocturna de Bangkok:

*Nana Plaza: Esta es otra zona también bastante famosa. Allá sólo he ido una vez y únicamente a un bar. En este lugar se presenta un show un poco más organizado que en Patpong, con niñas más bonitas, más delgadas y que bailan mejor. Usan diferentes uniformes dependiendo del show y en algunos actos hasta cantan, en otros simplemente bailan y hacen striptease. A estos lugares asiste todo tipo de público, en su mayoría hombres (y mujeres que están estudiando esta parte de la cultura del país, como yo; aunque habrán otras que van porque les gustan las mujeres) y se aprecia todo tipo de comportamiento por parte del género fuerte (?): se ve el grupo de hombres que va con sus amigos a tomarse una cerveza y a reírse un rato; otros que van solos, jóvenes y viejos (en su mayoría viejos) que van únicamentea ver el show, eso se nota porque no hablan con nadie, no quitan los ojos de la barra donde bailan las niñas y no cierran la boca.
No faltan los que tienen la cara de pervertidos y no desaprovechan la oportunidad para tocar a las niñas cuando pasan. Hay algunos con cara de nerds, a los que tal vez nunca se les ha acercado una mujer en la vida o seguramente no tienen suerte con éstas y pagan para estar rodeados de dos o tres cumpliendo así su sueño.
Las artistas en este tipo de lugares, cuando ven una mujer, tratan de identificar la relación que ésta tiene con el (o los) hombres que la acompañan, para ver que tan cerca pueden llegar. Al notar que no hay nada, se comportan de una forma muy amigable (hasta me hicieron bailar con ellas reggeaton).

*Soi Cowboy: Este lugar también ha sido objeto de mi estudio profundo (no te asustes mami, no tan profundo), he ido varias veces a acompañar a mis amigos (parece que todo hombre tiene un pequeño pervertido adentro, aunque algunas veces no lo quieren aceptar –uno de mis amigos dice: “No me gustan las tailandesas y esas niñas me dan pesar” y yo creo que el pesar es lo que le hace mantener los ojos en la barra y babear cuando están bailando-).

Soi Cowboy es sólo una cuadra con bares a lado y lado, grandes letreros de neón y niñas en pequeñas faldas invitando a los transeuntes a entrar a los diferentes bares. Como en cualquier calle en Bangkok, hay muchos puestos de comida y no falta el carrito con los insectos fritos (cucarachas, saltamontes, cigarras, lombrices, larvas, pequeñas ranas, cangrejitos, entre otros) que según dicen los tailandeses estimula la líbido masculina (como si con los shows no fuera suficiente) y si tiene suerte puede ver a un elefante pequeñito, de ojitos verdes, el cual le entrega una bolsa de pan con su trompa para que usted lo alimente (por una módica suma que el dueño cobra y luego el elefantito agarra el billete con la trompa y se lo pasa al dueño) y después hace una venia mientrás que está posando para la foto. Todos estos bares tienen una cortinita en la entrada, lo que los hace parecer muy similares por fuera, para que no quede al descubierto lo que está pasando al interior. Acá las niñas bailan bien, son más bonitas que en Patpong y hacen el show con un poco más de erotismo (o por lo menos tratan). Generalmente bailan sin brasier y en ocasiones sin panties –pantaleta, braga, cucos- y aparte del baile hay diferentes shows dependiendo del bar.

En uno de ellos ví hace poco un show artístico muy bonito: las niñas estaban completamente desnudas y el lugar parecía un jardín, no necesariamente por el olor, sino que tenían flores pintadas en su cuerpo con pintura fluorecente, se veía muy bonito cuando bailaban ya que parecía que las flores se movían al ritmo del viento (y no estoy siendo irónica, me pareció bonito). Al mismo tiempo estaba el artista pintando a una de las niñas con mucha destreza. En otra ocasión, en el mismo lugar, ví un show en donde las artistas bailaban en pareja y al igual que hacían Juanita e Inés Hinojosa en aquella novela hace tantos años, las niñas se “ungían” mutuamente con aceites, sólo que acá el público sí podía ver todo el desarrollo del acto, que los televidentes únicamente imaginaban (o soñaban). Aunque esta escena fue un poco pesada para estos inocentes ojitos, me llamó más la atención lo que estaba sucediendo con uno de los asistentes al show: era un hombre, quizá europeo, veintitantos años, con carita de nerd, sentado al lado de una tailandesa muy jóven (todas se ven muy jóvenes) y no muy bonita, estaban cogidos de la mano durante todo el show, ella no era bailarina (o por lo menos estaba completamente vestida), así que asumí que era la novia y había otra niña con ellos. Cuando empezó el show, la que creí que era la novia de este hombre empezó a tocarle las piernas a una de las Hinojosas, para más adelante besarla, en frente de su “novio”, su “novia” y el respetable público. Se notaba que este tipo de cosas no le pasaban a él muy seguido (dejen de soñar, ¡pervertidos!, vengan a Tailandia y les podría pasar a ustedes). Al final del show, el señor nerd salió con las Hinojosas, la “novia” y la novia de la “novia”. Yo creo que se fueron a jugar cartas, porque qué iba a hacer él con tantas mujeres.

Las niñas bailan cada una con su barra (no la suya, sino una barra de metal que va desde el techo hasta el piso y sirve en ocasiones para hacer malabares o para sostenerse mientrás mueven exageradamente el cuerpo, mirándose al espejo que cubre las paredes de todo el lugar), cada una tiene un número que las identifica, lo que facilita la transacción: el viejito gordito y calvo (generalmente conocido como El Cliente) observa cuidadosamente a las bailarinas mientras que realizan su presentación y de acuerdo a la calidad del baile (o las curvas o las ganas del tipo o el tamaño de las t...) El Cliente procede a seleccionar mentalmente el objeto de su deseo, luego llama a la encargada (generalmente una mujer gorda, para efectos de este escrito será La Madam – que de madam tiene bien poquito) y le dice el número de La Elegida (dícese de la artista seleccionada para acompañar al Cliente). La Madam le comunica a La Elegida las intenciones del Cliente (estas pueden variar desde una invitación a una bebida hasta un intercambio físico-cultural o “manifestación mútua de energía”, aunque la mayoría de veces un hombre sólo busca compañía –¿cierto?-), ésta analiza cuidadosamente la propuesta e inmediatamente decide si acepta o no. En caso positivo (que creo que es casi siempre) El Cliente debe pagar una cuota al bar y después procede a realizar sus deseos en el segundo piso de dicho bar pagando previamente la tarifa correspondiente a La Elegida.

El ambiente que se vive en esta calle y en Nana Plaza es muy relajado, es decir, las niñas son queridísimas (si lo son conmigo, imagínense con ellos) y a pesar de lo que están haciendo, siguen viéndose como niñitas, muy tiernitas y siempre sonriendo, que de sólo verlas me caen bien (imagínese lo bien que les caen a ellos), no tienen esa apariencia de mujer fatal. Estando en el bar con dos amigos, pasaban diferentes niñas, me preguntaban si la estaba pasando bien (ar yu japi?) y hasta me sacaban a bailar con ellas (tranquila mami que no era en la barra sino un baile tailandés que mucha gente en el bar bailaba, un poco similar a la música guapachoza de Boyacá (o del norte de México). Al contrario, en Patpong, se siente un acoso permanente, tanto a hombres como a mujeres y las acróbatas y meseras son simpáticas pero claramente esperando dinero a cambio (Tip for lady).

La mayoría de estás niñas se supone que vienen de pueblos pequeños a buscar una mejor vida en Bangkok y de alguna forma la consiguen, aunque todo este tema es muy controvertido y hablaré al respecto más adelante. Por ahora me despido y espero que estén disfrutando lo que les cuento.
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