UN VUELTO LARGO

El Mundo Al Vuelo (reencauchado... un poco más detallado -y menos aburrido-). Tailandia, Laos, Vietnam, Camboya, Singapur, España (oops, una de estas cosas, no es como las otras)

29 mayo 2007

Vietnam y yo

Este año he ido dos veces a Vietnam, una por trabajo (es decir, me tocó) y otra de vacaciones (la única que va al lugar de trabajo cuando tiene libre). Y cada vez que voy descubro cosas nuevas, no siempre tan buenas. O no sé, pero Vietnam cada vez más me genera algunos sentimientos similares a los que me producía India.

El primer viaje de este año fue para entrevistar guías turísticos de habla hispana. Contrario a lo que se puede pensar, hay muchos vietnamitas hablando español; dado que el país es comunista, desde hace muchos años tiene un acuerdo con Cuba y el tío Fidel lleva a algunos vietnamitas a estudiar a su país. Estudian diversas carreras, tales como Agronomía, alguna ingenierías, Turismo, Idiomas, Derecho y medicina, entre otras. Y dado que Vietnam es un país que se ha convertido en un destino turístico muy “caliente” en los últimos años, para estas personas resulta más beneficioso económicamente convertirse en guías turísticos, que ejercer sus respectivas profesiones. Por lo tanto estuve entrevistando guías de diferentes campos y edades.

Aunque el nivel de español se puede evaluar por teléfono, es bueno conocerlos para apreciar otros aspectos: la seguridad con la que hablan, la forma como responden las preguntas que se les hace, su forma de expresarse, pero lo más importante, ver cuál es mi “feeling” con cada uno de ellos (en lenguaje castizo: si me caen bien o no). Esto último, aunque importante, puede resultar bastante engañoso, como me pasó con mi primer guía. Lo “encontré” mientrás que visitaba un monumento, empecé a seguirlo para ver cómo le explicaba a sus turistas y me gustó. Le dí mi tarjeta, me dio la suya y así quedó contratado para el primer grupo de españoles que recibí (uy, perdón, vascos).

Para no dar su nombre real, daré uno genérico que usamos mucho en nuestro país: Juanito. Y sin entrar a juzgar, creo que Juanito o era muy creativo o tenía una teja corrida o destapó los secretos mejor guardados de Vietnam. Aparte de toda la información histórica que le suministró al grupo, también les habló de los insólitos pueblos que se encuentran en Vietnam: el pueblo A (no daré el nombre real, no sólo para conservar el secreto, sino para evitar que ustedes decidan irse para allá) en donde después de las 5 de la tarde todo el mundo “folla” (ese fue el terminó que utilizó ya que le hablaba a españoles –perdón, vascos-, si desean lo pueden reemplazar por “tira”, “jode”, “coje” o el termino de su preferencia) con todo el mundo, sin importar la edad ni el parentezco. No siendo esto tan interesante, reveló el secreto del segundo pueblo, el pueblo B, en el cual durante muchas décadas, tal vez siglos, los hombres de 40 años o más, se casan con niñas de 15 años, educándolas desde muy jóvenes en las artes del amor y transmitiéndoles toda la experiencia sexual que se puede llegar a tener a esa edad. Él envejece junto a su jovencita y cuándo él muere, digamos que de 65 ó 70 años, su adorada esposa ya tiene 40 ó 45 años, edad perfecta para contraer sus segundas nupcias con un jóven de 15 e iniciar el proceso de enseñanza al que ella misma fue sometida. Y así se transmiten de generación en generación muchos conocimientos, prácticas y quizá una que otra enfermedad. Desafortunadamente aquel día Juanito no pudo seguir contando más historias ya que se encontraba muy cansado, eso le explicó a parte del grupo, ya que la noche anterior, a sus 47 años, había pasado más de 5 horas “follando” sin parar con una mujerzota de 16 años (¿ó 15? No recuerdo bien).

Al enterarme de estas ilustrativas historias gracias a las quejas de algunas señoras del grupo, decidí hablar con él para sugerirle que conservara esa valiosa información para sí mismo, pero debido a que era una mujer (aquellos seres inferiores que debemos guardar respeto y obediencia, pero ante todo silencio al género superior que nos donó su costilla) la que se lo pedía, no recibió la solicitud en muy buenos términos, finalizando así nuestra relación profesional después de aquel viaje.

Y aunque conocer en persona a los guías no me garantiza que no sucedan estas situaciones, en mi empresa decidimos que entrevistarlos sería lo mejor. Organicé reuniones en Hanoi (norte), Hué y Danang (centro) y Ho Chi Minh, antigua Saigón (sur), todo esto en menos de una semana. Al igual que en España, yo solita me hice una ruta estúpida en muy corto tiempo que me dejó más cansada que satisfecha, ya que no pude disfrutar los nuevos lugares tanto como hubiera querido.

El día de mi viaje a Hué, en el centro de Vietnam, tuve la fortuna de conocer a la que sería mi compañera de viaje esos dos días: Salka; una diseñadora chilena que se encontraba en el país por trabajo y quién resulto siendo muy buena gente. Mi viaje a Hué era principalmente por las entrevistas, pero por ser la primera vez también tenía que inspeccionar el lugar (la parte favorita de mi trabajo) incluyendo algunos hoteles y restaurantes.

Después de 1 hora de viaje, llegamos a Hué, allá me estaba esperando mi chofer (parezco importante, ¿verdad?, pues así me sentí ese fin de semana) y la persona que me iba a colaborar en el centro. Nos llevaron primero a mi hotel, el Huong Giang, un hotel cuatro estrellas bonito, pero la mejor parte fue la suite que me asignaron. Una habitación bonita, con vista al río, dos televisores (¿para qué?), uno en la salita y el otro en el cuarto, que a la larga eran el mismo espacio. El baño muy lindo con tina y una ducha que le faltaba hablar, llena de botoncitos.

Salimos a recorrer el pueblo, iniciando por la Ciudad Imperial, una antigua ciudadela amurallada que fue la fortificación más importante construida por la monarquía vietnamita, la cual posteriormente fue ocupada por los franceses y bombardeada por los estadounidenses. Pocas edificaciones distribuidas en un amplio terreno, algunas pagodas antiguas y muchos turistas.

De allí fuimos a dar un “paseo por el romántico río de los perfumes”, frase que escribo en los programas y al estar allá simplemente trataba de buscarle al río lo romántico y el perfume. Llegamos a un puerto que estaba lleno de barquitos de todos los colores, es decir, cada barquito tenía todos los colores posibles. El chofer nos indicó cual sería nuestro bote. Abordamos y nos acomodaron en unas sillas de plástico adentro de la cabina, un poco más adelante de donde estaba un bebé de menos de un año, arrullándose en una hamaca, al lado del ruidoso motor. Decidimos ir a la proa para disfrutar más el paisaje, pero sobretodo para alejarnos del ruido del motor y del olor a gasolina. Al parecer en el barco habitaba una familia, el capitán (o conductor) era el padre, la madre arrullaba al bebe, turnándose con la hija de unos 15 años (o tendría 20, pero las asiáticas se ven muy jóvenes); ésta última muy amablemente nos iba trayendo la diversa mercancía que nos iría mostrando y convenciendo de comprar durante el resto del camino. Empezó con pinturas en tela de arroz (o papel de arroz, pero parece tela), cuando escogimos y pagamos, regresó con tarjetas hechas a mano que no compramos; luego vinieron las batas chinas y diversas prendas en seda, que tampoco compramos. Luego nuestra vendedora decidió entretenerse (como el resto de Vietnam) con la melena de Salka (pelo negro, crespo –rizado-, largo y abundante), la cual es muy común en nuestros países, pero en Vietnam, donde todo el muendo tiene el pelo liso, resultó siendo un fenómeno. Después de esto, y por el resto del viaje, empecé a sentirme que viajaba con Julia Roberts o Shakira o la Madre Teresa de Calcuta o cualquier mujer mundialmente conocida. Llegamos a nuestro destino, la Pagoda de la Dama Celestial (buscamos a la dama por todos lados y no la encontramos, estaría en el cielo) cuando estaba oscureciendo, allí nos recogió el chofer para llevarnos a nuestros respectivos hoteles.

Tuve el tiempo justo para bañarme y bajar al lobby a entrevistar algunos guías y luego salir hacia el restaurante que “inspeccionaríamos” esa noche. El restaurante Royal Park trata de recrear un ambiente imperial y a los grupos se les organizan “cenas Imperiales”: los invitados se disfrazan como los cortesanos de la época y se elige una pareja para representar al emperador y la emperatriz, los cuales se sientan al frente de sus cortesanos. Esa noche había un grupo grande de franceses en el mismo salón en donde nos encontrabamos. El animador (animadora en este caso) tiene discursos de la época en el idioma de los invitados, pero como mi francés no es muy bueno, no supe exactamente qué decían, sólo vi que brindaban mucho por los emperadores. La comida estaba deliciosa, muy variada, una mezcla de sabores muy diferente a la que estoy acostumbrada y muy bien presentada, pero lo mejor de todo fue que no nos dejaron pagar, por más de que insistimos.

Regresé al hotel temprano porque quería disfrutar mi ducha sofísticada, aunque lamentablemente le faltaban las instrucciones. Entré, cerré la puerta, quedé como en una cabina de plástico, completamente aislada. De la pared se podía desplegar una silla, me senté y empecé a oprimir botones: se encendió el radio a todo volumen, salieron chorros por todos lados y se suponía que tenía baño turco, pero no logré prenderlo. Terminé mi baño muy limpiecita, pero la ducha no me pareció tan especial como se veía; o será que aún no dejo de ser montañera y prefiero la tina.

Al día siguiente desayunamos con el subgerente del hotel, recorriendo el mismo después de desayuno (me refiero al hotel, no al subgerente). En esa visita empecé a descubrir la inocencia y sinceridad de los vietnamitas: la mujer (parecía más una niña) que nos mostró el hotel me dice cuando estábamos terminando: “¿Y cuantos meses tiene?” -“No estoy embarazada, estoy gorda”, le dije con una sonrisa bastante finjida. Y me responde: “No, en serio...” Cuando regresé empecé dieta, aunque por muy pocos días.

Salimos de allí a recorrer la tumba del emperador Tu Duc, supuse que sería aburrido, pero era uno de los lugares que tenía que ver. La tumba se encontraba en un lugar grandísimo, en medio de un bosque y aunque en todo el terreno habían muchos mausoleos, poco se parecía a un cementerio. Estructuras en piedra coloreadas por el efecto de la humedad, al lado de un canal y en medio de un bosque. El día estaba frío y nublado, lo que generaba un ambiente un poco tenebroso, pero a la vez muy lindo y tranquilo.

Continuamos nuestro camino hacia Hoi An, una ciudad a 2 ó 3 horas de Hué. La carretera va al lado de la playa y en algún punto podíamos tomar un tunel para acortar el camino o irnos manejando por la montaña por “El Paso de las Nubes”. Acertamos eligiendo la última opción, ya que el paisaje era espectacular: hacia un lado la playa, cada vez más lejana puesto que íbamos subiendo y al otro lado la montaña, en donde aún se veían construcciones que fueron usadas por los soldados americanos en la guerra de Vietnam, la cual es conocida en Vietnam como Guerra de los Americanos. Al llegar al punto más alto, encontramos un mirador y nos detuvimos a tomar fotos. Se nos acercaron muchas niñas a vender diferentes artículos, pero al final se entretuvieron con el pelo de Salka; yo no llamé mucho la atención, sólo una de las niñas me puso la mano en el pecho y casi acariciandome el seno me dice: “eres como las vietnamitas, pequeña” y no se refería a mi estatura. De nuevo respondí con una sonrisa finjida. Vietnam 2, Rubby 0. Quería decirle lo que dice nuestro orgullo nacional Shakira: “Suerte que mis pechos sean pequeños y no los confundan con montañas”, pero me guardé el comentario.

Llegamos al hotel Victoria en Hoi An, en donde me quedaría por una noche. Allí no me dieron suite, pero siendo un 5 estrellas pues una habitación regular estaba bien, bastante bien para ser justos. El diseño y decoración bastante exquisitos, la vista daba a un pequeño río muy bonito (aunque estaba medio molesta porque no me asignaron una con vista al mar), la tina un poco grande para mi solita, pero no dije nada porque “A caballo regalado no se le mira el diente”, dicen en mi tierra.

Salimos a recorrer la ciudad, empezamos por el mercado central, que puede compararse en muchos aspectos con cualquier plaza de mercado en Colombia, sólo que acá muchos de los productos eran diferentes y en mi país los vendedores no usan sombreros vietnamitas. El lugar super colorido, lleno de aromas diferentes, no siempre agradables. El mercado de pescado era la parte más interesante, excepto por el olor, con algunas especies que nunca había, o si las había visto, no imaginaba que se comieran.

Continuamos caminando por las pequeñas calles llenas de color, viendo los lugares más significativos y reconociendo los que nombro en los programas turísticos. Muy lindo el pueblo, con un ambiente muy relajado. Tuvimos que hacer el recorrido un poco rápido, ya que teníamos que estar a las 7 p.m. en Danang, una ciudad al norte de Hoi An, para entrevistar más guías. Después de las entrevistas regresamos a Hoi An a inspeccionar el último restaurante del trayecto.

Ese día me despedí de Salka después de un fin de semana muy agradable, asegurándonos que nos encontraríamos nuevamente, posiblemente en Bangkok o si llegase a ir a Chile por trabajo.

Y aunque el relato no ha terminado, los dejo por ahora, para que no se aburran. Continuaré con la siguiente parte del viaje en una próxima entrega. Si desean complementar lo leído con algunas imágenes, no duden en ver las fotos aquí y aquí. Y también aquí.

5 Comentario(s):

  • At 1:05 p. m., Anonymous Anónimo said…

    De Lujo Rubby!. Como siempre es refrescante leerla. La forma como describe los paises da espacio a la imaginación. Un gran abrazo y siga escribiendo, que aunque sea de vez en cuando, es saludable para el alma. Saludos, Felo

     
  • At 4:08 a. m., Blogger Unknown said…

    Querida Ruby, me parece genial el relato y me reí muchísimo recordando aquellas aventuras, nos vemos pronto, quiero decir agosto.
    saludos
    Salka

     
  • At 7:24 a. m., Anonymous Anónimo said…

    Ay Rubby, sumercé si la pasa bueno. Como siempre entretenidísimo con sus historias. Saludos.

    PD
    Curioso lo de las poblaciones .... costumbre a seguir ;)

     
  • At 10:46 a. m., Blogger 严好弟 said…

    Que delicia leerte Ruby.. siempre tan divertida, y muy entretenida, muchas gracias por compartir con el mundo .. tu mundo.. a través de tus miradas.. heme aqui.. tu fan numero 1 Rubiela!! Por favor no nos prives de tus maravillosas historias.. no dejes de escribir nunca, PLEASEEEEE!!!

     
  • At 1:22 a. m., Blogger Eduardo said…

    jjejejeje, chistoso lo dembarazada. estaba como largo el post, igual lo lei todo, pero quiza porque sos rubi y estas en esas tierrar esoticas, porque por regla no leo posts tan exteeeeeeeeeeennsssssssssooos

     

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