Una Tarde en Chinatown

Hola, cómo les vaila?

Como les dije la vez pasada, me tocó ir a Vietnam, pero para no entrar a repetir lo que ya escribí, acá está la primera parte: El Tiempo También pueden encontrar unas fotos muy bonitas en la parte de Mis Reportajes Gráficos.

Bueno, mi manito me está doliendo de nuevo (tuve problemas con la mano derecha hace como 4 años, uno de los túneles, no el carpiano, sino otro), así que decidí visitar un acupunturista. Si a mi mamá le curó la artritis un acupunturista argentino, en el Barrio El Chicó de Bogotá; imaginé que sería mucho más efectivo ir a Barrio Chino, y recibirla de un chino, dado que la disciplina es “Acupuntura China”. Una señora me lo había recomendado así que decidí ir. La tarjeta que tenía sólo estaba en tailandés y en chino, así que se la mostré a un taxista que me dejó en la puerta del lugar. Me dejó en medio de Chinatown, en una droguería grande en la que sólo venden medicina natural: raíces, hierbas secas y ni idea qué más porque todo se veía raro; por un momento me transporté a 1992, cuando mi mamá viajó a Corea y trajo mucho gingsen (un olor a tierra mojada revuelta con raíces y con no sé qué más, pero una vez lo huelen, no se les olvida). Les mostré la tarjeta, me señalaron que el consultorio era en el segundo piso.

Después de esperar media hora entré a consulta, el Doctor Ping me preguntó que me pasaba, le dije de la mano y que también me dolía aveces la espalda. Y que también quería perder peso, lo cual le produjo una carcajada y me dijo: “solucionemos lo de la mano y la espalda y haga ejercicio”. Esa última parte no me gustó. Bueno con otras preguntas, y tocando algunos puntos en mi mano y en la espalda, me pasó al cuartito de terapias, después de hacerme acostar boca abajo y taparme sólo con una sabanita, me dijo que si era la primera vez que recibía acupuntura, le dije que no (gran error), una vez recibí hace muchis años, sólo en la mano. Empezó a clavarme las agujitas en diferentes puntos de la espalda, unas en el cuello, así que mejor ni me movía para ver que estaba haciendo; otras en el brazo y en la muñeca. Ahí me empecé a asustar un poco, despues conectaron las agujitas a algo y empecé a sentir descargas electricas en los puntos en donde estaban las agujas (como cuando se hace gimnasia pasiva, no muy buena explicación pero no se me ocurre otra) y ahí sí me empecé a asustar, sentir esos corrientazos sobre todo en el cuello, no era doloroso, pero si rarísimo. Yo sabía que acupuntura era con agujas, pero lo de la parte eléctrica no me acordaba, eso me asustó mucho. El doctor salió y la enfermera puso en mi mano un timbre por si necesitaba algo o por alguna emergencia (si me estubiera quemando, ¿con qué fuerza apretaría el botón?)y también se fue. Después de media hora de manejar mi miedo, me las quitaron. ¡Que alivio! Luego el doctor me mostró unos vasitos que me pondría en la espalda y me dijo que me quedaría negro por 5 días, dije que no importaba (ya entrados en gastos...). Eran como unas peceras pequeñas y de vidrio grueso; él tenía una pinza con un algodón encendido, el cual pasaba por el interior del vasito para luego ponérmelo en la espalda formando un vacío (no sé cómo funciona eso, porque mi clase de Física la pasé gracias a unos cuadernos con noticias que debíamos hacer durante el año). Me quedé con los vasitos en mi espalda casi por 10 minutos, se sentía muy raro, como una especie de succión a la vez con movimiento. Me los quitó y me pasaron mi ropa. Me vestí y salí medio adolorida, que si le sigue doliendo que vuelva.

Me quedaron unos lindos círculos en la espalda, los cuales fueron tema de conversación en un cumpleaños en la noche. Y me sentí muy bien cuando los compararon con los de una actriz que fue a una premiación con el mismo tipo de figuras geométrias en su espalda.

Luego salí perdida, tratando de ubicarme, y de pronto vi varias señoras haciendo un “procedimiento” que hacían en India, que es una de las cosas que extraño: depilación con hilo. La “terapeuta de belleza” toma un hilo, lo pasa por los dedos índice y pulgar de la mano izquierda, enrolla un poco el hilo, pone un extremo en la boca y el otro en la mano derecha; sé que no es claro, pero ni lo es cuando se está viendo. Con este hilito, sumado al movimiento de cabeza y varios movimientos de sus dedos, arranca los pelitos de raíz. En India lo hacían para las cejas y el bigote, pues acá lo hacen para toda la cara, por eso es que todas tienen cara de muñequitas de porcelana. Así que me dije: sí ellas lo hacen, yo también. Hice fila, me senté en el butaquito, me untaron toda la cara con una especie de tiza y empezaron a arrancar pelitos... qué dolor! Pero al sentir la suavidad de mi cara en este momento, se justifica, aunque no sé si lo haga de nuevo. Lo mejor era ver la cara de toda la gente cuando pasaba, no sólo mirando el “procedimiento” sino mirándome y preguntándose ¿qué hace esa vieja ahí?

Las cosas que “una” debe hacer para estar bella... y ni por esas (dirán algunos).

Después les cuento si el acupunturista es bueno o no, cuando use mi manito toda esta semana (con el computador, mal pensados).