UN VUELTO LARGO

El Mundo Al Vuelo (reencauchado... un poco más detallado -y menos aburrido-). Tailandia, Laos, Vietnam, Camboya, Singapur, España (oops, una de estas cosas, no es como las otras)

21 mayo 2006

¿Camisetas mojadas? ¡Feliz Año!


“¿Otro Año Nuevo?” Eso dije cuando me dijeron que habían varios festivos en abril y que uno de ellos, el más largo, era el Año Nuevo tailandés: Songkran.

El Songkran es un festival que se celebra durante tres días en Tailandia. Coincide en fecha con nuestra Semana Santa (o Easter en muchos países). Cuentan que “hace más de veinte años había una tradición delicada en Tailandia que ocurría cada abril cuando el sol se movía a la constelación de aries, indicando el nuevo año. La celebración comenzaba con una actividad muy simple: Limpiar la propia casa. Se botaban artículos viejos que ya no se usaban, ya que se pensaba que estos traían mala suerte y se usaban trajes nuevos para darle la bienvenida al Año Nuevo. Después de limpiar la casa, la familia comenzaba a preparar comida que se ofrecería a los monjes al día siguiente. Para mostrar respeto a sus mayores, la gente salpicaría agua con escencias en las manos de sus familiares –simbolizando purificación y reverencia”*.

Pero como se explica al principio, eso era hace más o menos veinte años, porque en lo que se ha convertido ahora es en una guerra de agua permanente por tres días, nadie se salva (bueno, casi nadie). Aparte de lanzar agua, algunos echan también un polvito (malpensados, me refiero a talcos), lo cual se hace para disuadir malos espíritus, viniendo de una tradición del hinduismo. Fue muy bueno presenciar toda la celebración: habían grupos de gente en las calles principales y unos pocos en las calles pequeñas, completamente mojados, armados con pistolas de agua (pero no pistolitas, pistolas grandotas, con tanquecito) y al lado tenían canecas grandes de plástico llenas de agua. El que pasara cerca a estos grupos no salía seco. Y por esas calles principales todos los carros iban con los vidrios cerrados, excepto las camionetas, que llevaban en el platón (parte trasera) grupos de gente y canecas, baldes, tinajas -y cualquier otro recipiente grande para almacenar agua- llenos de agua helada que lanzaban a los transeuntes o a la gente que iba en otros vehículos (carros, coches, buses, camiones, autos, motos, bicicletas). La persona que decidiera caminar en lugar tomar un taxi o algún medio de transporte público, con seguridad resultaría mojada, aunque los que más sufrieron (o estuvieron mojados todo el tiempo) fueron los motociclistas.

Yo no quería mojarme, porque varios amigos de Chennai estaban en la ciudad y los planes que hicimos en esos días no era como para estar mojados, así que no participé de la “fiesta”. Generalmente camino desde mi casa hasta la estación del tren, pero desde el primer día tuve que coger taxi tan pronto salía de mi casa, porque a sólo 10 metros ya estaban echando agua. Ese día en la tarde caminamos con Karla y Quentin (una amiga de Chennai y el hijo de dos años) y estuvieron a punto de mojarnos en varias ocasiones, pero gracias a él no lo hicieron, aunque en algún momento se acercaron y nos dijeron con una gran sonrisa “Soly” (sorry pero la "r" no la pronuncian) y con mucha delicadeza nos untaron polvo humedo en las mejillas.

Esa noche regresé a mi casa en taxi, sintiéndome victoriosa porque durante todo el día no me habían mojado, a pesar de que estuve caminando en la calle. A dos cuadras de mi casa se acercó un hombre y disparó su pistola en mi ventana, me moví como reacción, pero la ventana estaba cerrada, así que lo miré con cara burlona desde adentro. Él siguió con su sonrisa, se acercó más al taxi y suavemente abrió mi puerta y me disparó muchas veces diciéndome “Happy Songkran”, hasta que reaccioné y cerré la puerta, pero ya estaba mojada.

Con Sandra y Jaques (amigos de Chennai) visitamos algunos de los templos más importantes y gracias al Songkran estaban más llamativos que en otras ocasiones: habían muchos monjes y muchos tailandeses orando y haciendo diversos rituales y ofrendas. En uno de los templos, Wat Pho, habían muchos budas pequeños en diferentes posiciones ubicados fuera del templo mayor. La gente compraba agua con esencias y echaba un poco sobre el hombro de cada imagen del buda. También había un gong grande para que la gente lo hiciera sonar.

Fue muy agradable ver la actitud de la gente estos días ya que se veía que disfrutaban estar mojados, echar agua y estar siendo mojados. Había mucho alcohol en las calles y también mucha diversión y todo era parte del sanuk que es la actutitud que tienen los tailandeses que los hace tratar de divertirse y disfrutar cada una de las actividades que hacen: Algo más para aprender de esta cultura.

*Tomado de Get Wild, Get wet. Tomyam Magazine, Abril 2006.

1 Comentario(s):

  • At 2:16 a. m., Anonymous Anónimo said…

    Algo así como lo que pasaba cuando ganábamos algo en futbol, pero sin la patanería.

    Bueno, con patanería ... pero decente.

    Que chévere, quien quita que la próxima semana santa este allá haciéndole visita? Llevo la pistola del CONAL96, con tequila bucofaríngeo?

     

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