UN VUELTO LARGO

El Mundo Al Vuelo (reencauchado... un poco más detallado -y menos aburrido-). Tailandia, Laos, Vietnam, Camboya, Singapur, España (oops, una de estas cosas, no es como las otras)

23 junio 2006

... y me pegó la desgraciada


En uno de mis artículos pasados les describía las zonas nocturnas de Bangkok, en especial tres de ellas: Patpon, Nana Plaza y Soi Cowboy. Como les contaba, Patpong es una de las más visitadas ya que por años aparece en todos los libros de turismo y aunque sus shows no son bonitos (pero sí un poco... originales), siempre está llena de turismo. Por tener tanto turismo pasajero, los locales aprovechan para cobrar lo que quieren... y de la forma que quieren.

Esta es la zona que les decía se debe visitar una sola vez, pero que yo había visitado tres veces. Pues anoche estaba un amigo colombiano pervertido en la ciudad, Germancito, y como viaja hoy, no se quería ir sin conocerla. En esta ocasión, de verdad, no tenía ganas de ir, pero él me chantajeó moralmente (que ya me voy, que no vuelvo, etc.), así que fui de nuevo. Fuimos a un lugar que había oído nombrar (desafortunadamente no recordé en el momento porqué era famoso), con un nombre muy llamativo y su aviso muy grande, invitando a entrar: Super Pussy (Gatica superpoderosa).

Nos sentamos, pedimos una cerveza y una coca-cola, yo fui al baño y cuando salí un hombre que pasó a mi lado me dijo: “ojo que acá cobran tres veces más que abajo” y efectivamente, cuando llegué a la mesa le estaban cobrando a Germán 700 Baht por lo que normalmente no serían más de 200. Así que dije: “no, esto es muy caro, en ningún lado cobran el show” y las niñas diciendo: “ya está destapada la cerveza, tiene que pagar”. Y yo “no, nos vamos” ¡... y me pegó! Me dio una brazetada (es decir una cachetada en el brazo... vean las palabras tan bonitas que soy capaz de crear), no fue muy duro, pero fue el impacto de que alguien me pegara y como vengo de un país violento (eso dice la prensa) mi primera reacción fue hacer lo mismo y le devolví otra palmadita en el brazo... ya sé, ¡cómo me fui a igualar!, pero son cosas que tenemos en el subconciente y blablabla, así que luego le pegó a Germán. Nos fuimos de allí. En este momento suena chistoso, pero anoche tenía mucha ira (rabia). Afortunadamente habían muchos bares con el mismo show alrededor, así que me calmé un poco y fuimos a otro, en el que nos dijeron que cualquier bebida era a 100 y pregunté excesivamente si había cover y me respondían: sí, bebidas a 100. El caso es que pedimos la misma orden que en el bar anterior, nos rodearon las niñas a tratar de pedir propina o esperando que les compraramos una bebida y al notar lo tacaña que era, desistieron. Después vino una muy seria a cobrar: “You pay drink” (pague rápido). Le dimos los 200 baht y ella: “no, son 400 más por el show” y nos mostró un menú que no nos habían mostrado antes en decía que ese era el precio del show. Le dije que no, que yo pregunté al inicio, que llamara a la otra niña y ella solo respondía: “no sé, no sé, pague el trago”. Así que de nuevo quedaron nuestras bebidas servidas y salimos de allí, yo furiosa, Germán frustrado diciendo que era normal que cobraran (nunca me cobraron antes). Y necesité de eso para decidir no volver a los bares de Patpong.

Es un poco triste ver como un pequeño grupo de individuos pueden hacer quedar tan mal a un país, porque en general, el tailandés es una persona amable y poco violenta. Casi nunca se ve gente en la calle peleando o discutiendo, mucho menos que alguien le pegue a otro (excepto en el Thai Boxing). Algunos dirán: Quién la manda a meterse por allá. Pero lo hago porque es parte de la ciudad y hay que explorar y muchos de los que vienen quieren ver. En fin, el caso es que la mía no es la primera historia de este estilo, el lugar está lleno de esas historias, que aprovechan la inocencia del turista para engañarlo, cobrarle más, pretender que sólo hablan dos palabras de inglés y por lo tanto no entienden lo que usted está reclamando y como no todos pelean como yo, estos trucos les funcionan.

Y si alguno de los que está leyendo esto planea venir, ni me sugieran que los lleve a ver el ping pong show en Patpong.

Y para recuperarme de esta traumática experiencia, viajaré mañana a la tranquilidad de Laos.
Continúa...

13 junio 2006

Toda la Realeza


Hoy fue el día oficial de la celebración de los 60 años del Rey en el trono. Y para esta celebración vino toda la realeza, y cuando digo toda me refiero a la realeza de todo el mundo (uy, ahora que lo pienso, ¿por qué no vino Su Majestad Uribe?). Reyes, reinas, principes, princesas, duques, duquesas, presidentes, emperadores, emperatices, sultanes y cualquier otro título real que no me sepa, de 25 países.

Todo empezó, para mí, hoy a la 1 de la tarde, cuando salía de una clase y la vía principal cercana estaba bloqueada. Llegué a la esquina y note que casi todo el mundo estaba quieto y había mucha policía. Así que también me quedé quietica y ví que empezaron a pasar carros de policía seguidos de otros carros muy bonitos (ni idea las marcas) con gente muy importante adentro; unos de los que ví los había visto ayer en el Hyatt reservando un restaurante para un evento especial. Hubo una pausa y me mandaron subir a la estación del tren y con lo rebelde que soy normalmente, no entiendo porqué les hice caso en lugar de quedarme parada viendo a gente famosa y así tendría algo que contarle a mis hijos y a mis nietos.
Pero bueno, subía hacia la estación y un policía me empezó a hacer señas de que subiera rápido, pero como soy rebelde, seguí caminando despacio y le dije: no puedo caminar más rápido, de malas (eso no se lo dije) y ahí me dijo: "rápido que viene el Rey". Obviamente no me dejaron devolverme y me quedé sin ver a Su majestá de nuevo.

Cuando encendí el televisor estaban en algún acto en el parlamento antiguo que es muy bonito, estaban narrando todo lo que iba pasando y diciendo de qué país era cada una de las personalidades, su título, etc. Pero como estamos en Tailandia, los canales nacionales son obviamente en tailandés así que no entendí nada, sino que simplemente hacía mis propias interpretaciones, no tengo la culpa si están erradas. En este primer acto sólo pude ver cuando se iban yendo los invitados y quedaba el Rey y la Reina, que fueron los últimos en salir. Cualquier persona que pasaba al lado de ellos, les hacía venia, siendo ésta más pronunciada de acuerdo al rango; la persona que iba en el asensor con ellos, iba de rodillas. Todo el mundo debe estar siempre an un nivel más bajo que ellos, es decir, si el Rey está sentado, cualquiera que se le acerqué debe arrodillarse para quedar más bajo que el Rey.

Chavita de Inglaterra no vino, pero vino el Duque de York, Principe Andrew; Sofía de España, vino sin el esposo (y sin el hijo papacito). Y un montón más que iban pasando: reyes y presidentes de diferentes países africanos (marruecos entre ellos, fue el único país de los africanos que entendí); la realeza sueca, un principe danés, los principes noruegos, Alberto de Mónaco, y los otros eran de Bahrain, Bélgica, Bhutan, Brunei, Cambodia, Japón, Jordan, Kuwait, Lesotho, Liechtenstein, Luxemburgo, Malasia, Holanda, Oman, Qatar, Suiza, Tonga y Emiratos Árabes Unidos.

Del Parlamento salieron hacia el Departamento Naval en dónde verían el desfile de los barcos reales (lo que yo traté fallidamente de ver el viernes pasado). El lapso entre un evento y otro fue muy corto, menos de una hora, pero la mayoría llegaron con otro vestido, no sé a qué hora se cambiaron, o si llevaban la ropa en el carro y tal vez, por ejemplo, el principe de Dinamarca cubría con una sábana a la princesa mientras que ella se cambiaba en la parte trasera del carro, qué se yo. Todos muy elegantes, aunque el vestidito de Sofía no me gustó mucho; había otro oriental, que inicialmente pensé que era el emperador de Japón, pero no lo es, que parecía empiyamado, con un traje como de samurai, pero el pantalón era muy ajustado; algunos de los africanos tenían sus sabanitas enrrolladas, pero les quedaban lo más de lindas; los árabes estaban vestidos de árabes, obvio (no sé el nombre del traje).

Los invitados llegaban a este lugar y eran recibidos por el presidente de Tailandia, Taksin, luego subían y los esperaba la Princesa, Maha Chakri Sirindhorn (quien debe ser muy buena gente porque bien feita que es). El Rey y la Reina estuvieron durante un buen rato sentados saludando a cada uno de sus invitados, la Reina no paraba de hablar con las que estaban sentadas a los lados, no sé si serían princesas o qué. Después de entrar al lugar y hacer sus respectivas reverencias a los Reyes (Doña Sofía le dio besito a la Reina), procedieron a sentarse frente a un gran ventanal que daba hacia el río y al frente de El Templo Dorado (que es espectacular). Mientras que empezaba el desfile, las princesas (creo) de Tailandia se sentaron cerca de uno de los árabes y empezaron a hablar y pues con lo coquetos que son ellos, me imagino que el tipo les estaba “echando los perros” y tal vez ya les estaba ofreciendo cambiarlas por algún camello (no podía escuchar la conversación, así que me la invento). Empezó finalmente el desfile, con una música tailandesa arrulladora y cuando me desperté, ya estaban pasando los barquitos lentamente por el río (y cuando digo lentamente es que dormí, me desperté, vi media hora de programa y ahí seguían), con muchos hombres uniformados remando como en coreografía, muy bonito.

Después pasaron a otro salón en donde presentaron un video de las cosas que ha hecho el Rey por su pueblo y ahí sí entendí porqué la gente lo idolatra: creó la lluvia. En serio, hace muchos años, en alguna región había mucha sequía y necesitaban urgentemente que lloviera. El Rey hizo un proyecto que involucraba aviones de fumigación y no sé exactamente cómo, pero roceándo diferentes sustancias creaba nubes, luego con otras sustancias que roceaban desde los aviones hacían que estas nubes se volvieran más densas y despues las bombardeában con otras sustancias hasta que llovía. Después de eso la tierra ha sido muy próspera. Y como este ha habido muchos otros proyectos de desarrollo y apoyo a la agricultura.

Después todos salieron, ya estaba oscuro y en el río iban flotando muchas velitas, el Templo Dorado completamente iluminado y al lado del río muchas fuertes iluminadas con luces de colores. Adicionalmente encendieron y soltaron muchos globos de papel (lo que me trajo recuerdos de mi infancia, sólo que en este caso no ví el proceso -entre cinco personas estar abriendo el globo y echándole viento con la tapa de una olla) que decoraban el cielo del lugar.

Y ví los diferentes actos en televisión, pero de alguna forma me sentí muy cercana a los acontecimientos. Mi jefe no va a estar en la oficina estos días porque debe estar con La Sofi (no la Vergara, sino la Reina de España), llevándola de compras y planeándole todas las actividades. Y Nuria, una de mis amigas, estaba muy enojada hace dos días porque le despertaron al esposo para que bajara a hacerle el desayuno a Andrew, el Principe de Inglaterra. Mi jefe es la esposa de el segundo de la Embajada de España y Nuria está casada con un chef que trabaja en el Hyatt, en donde se está quedando Andrew. No me codeo con la realeza, pero sí con los que se codean con la realeza. Algo es algo.
Continúa...

11 junio 2006

Su Majestá está de Aniversario: ¡Larga vida al Rey!


Sawatdi Kaa,

Cómo el título lo dice, en estos días el reino de Tailandia está de fiesta celebrando los 60 años de su adorado rey Bhumibol Adulyadej (Rama IX). Aunque la celebración más importante es este lunes, 12 de junio, han habido otras celebraciones más pequeñas. Uno de los eventos más importantes de estas fechas es el recorrido por el río de los barcos reales, los cuales sólo han salido 15 veces desde 1.940. Así que era algo que no me quería perder.

Por estos días mucha gente se viste de amarillo, ya que éste es el color del Rey, porque nació un lunes y como todos sabemos el color correspondiente al lunes es el amarillo (me enteré hace unas horas). Ayer todo el mundo (el 90% de la ciudad) estaba vestido de amarillo, incluyéndome, excepto mi amigo que iba de camiseta roja (a él le gusta resaltar, es un artista, quiere ser famoso y reconocido). Parecíamos todos lindos pollitos.

Ayer organizé todo mi día para asistir a este evento. Terminé una reunión más temprano de lo esperado, me encontré con un amigo colombiano, Klaus (nombre re-colombiano) y fuimos hacia el puerto a tomar un barco hacia otro puerto y encontrar espacio para ver el desfile. Llegamos al puerto a las 2 de la tarde, pero el último barco había salido a la 1:30 p.m., así que tuvimos que coger un bus (generalmente no es lo ideal, pero en esta zona no hay tren) y afortunadamente el tráfico no estaba pesado y pudimos llegar a tiempo. A tiempo para ver que la mitad de la ciudad tuvo la misma idea que nosotros y estaban tratando, a última hora, de conseguir un lugar para ver el desfile.

Esta procesión estaba planeada desde hace mucho, los hoteles al lado del río ofrecían un menú especial para esta ocasión, con precios bastante altos. Desde días atrás todo estaba reservado. Yo no reservé, no por el precio, sino porque me gusta estar donde está el pueblo para ser parte de la acción. También habían algunos barcos especiales que tenían en la parte superior una gradería (sillas acomodadas como en un estadio) y también allí los tiquetes se agotaron con muchos días de anterioridad.

Escogimos este lugar y no otro, porque yo creía haber visto un pedazo de terreno abierto, desde donde se veía el río, pero resultó siendo el Club Naval, así que la entrada era restringida. Al llegar al puerto ubicamos fácilmente (el señor nos ubicó a nosotros para ser exactos) un lugar que vendía tiquetes para ver el desfile. En esta parte no hay espacios abiertos al lado del río sino sólo casas y restaurantes pequeños. Nos llevó a diferentes lugares, pequeñas plataformas al lado del río, con sillas de plástico asinadas, en las que sería muy difícil sentarse cómodamente, pero también ya todos los lugares estaban reservados, ni hablar de los restaurantes. El señor hizo lo posible para ganarse su comisión, nos llevaba a lugares a los que se llegaba atravesando pequeños callejones y puentecitos de madera, pero todo era inútil. Al final nos llevó (Klaus fue, yo me quedé esperando a Kelly, otra amiga) a un lugar en un tercer piso, una terraza dentro de una casa, en la que no había baranda sino pared, pero subiéndonos encima de una silla lograríamos ver los barcos. Por este privilegiado lugar, a pleno sol, querían cobrarnos más de 10 dólares. Así que desistimos... no pude ver los barquitos.

Mientras caminabamos, veíamos ríos de pollitos yendo y viniendo, con la misma idea de encontrar un lugar, algunos sin saber que ya era demasiado tarde.

Después de caminar, dar vueltas, esperar bajo un árbol al lado de tailandeses muy amables y serviciales, sudar, tratar inútilmente de comunicarnos con nuestros amigos; aceptamos que no veríamos las canoas reales (lanchas, chalupas, no sé a esa hora cómo las estabamos llamando) y decidimos regresar al centro de la ciudad ya que esa parte estaba muy llena y el regreso después del desfile sería imposible. Preferimos ir por un trago. Hace mucho no me tomaba un margarita a las 5 de la tarde (mami, fue sólo uno). Después Kelly y yo decidimos ir a ver los fuegos artificiales, que era el segundo evento importante del día. Aún no he podido determinar si fue una buena idea o no.

Desde donde estabamos sería muy fácil llegar en metro (subterráneo) hasta el parque en donde estaría el espectáculo. Sería, en condiciones normales, porque ayer muchas de las estaciones estaban completamente congestionadas: la fiebre amarilla... La gente parecía tener “fiebre” de llegar al parque o de salir de éste y como dije, todos estábamos vestidos de amarillo. Era increíble ver las estaciones (pero para que me crean pueden mirar las fotos) llenas (en todo el sentido de la palabra) de gente. Como ya les he contado en otras ocasiones, la devoción de los tailandeses por su Rey es enorme y en estas fechas es cuando más lo demuestran. El metro estaba tan lleno como el metro de Nueva York en Manhattan a las 6 de la tarde, o el metro de México a cualquier hora, o el de Medellín, o, para ser más locales, el transmilenio en la estación de la 80 a las 6:30 de la tarde, sólo que en este caso era.... amarillo.

Después de sentirme muy cerca, muy próxima, casi parte del pueblo tailandés, salimos del metro en la estación adecuada y como era de esperar, nos demoramos más de lo normal en lograr salir de ésta. Era tanta la gente, que algunas de las entradas las habilitaron como salidas y como las máquinas de tiquetes no eran suficientes, había empleados vendiendo tiquetes en mesas, aparte de las ventanillas de tiquetes.

Llegamos al parque y tratamos de localizar el mejor lugar para ver los fuegos artificiales, aunque en realidad no sabíamos dónde iban a ser, pero todo el mundo se dirigía hacia el lago. Buscamos un pequeño espacio en un lugar donde había mucha gente y alguien nos dio un periódico para sentarnos en el concreto, que, a pesar de ser más de las 6 de la tarde, aún estaba caliente. Al principio muy agradable, viendo toda la gente, era fácil cambiar de posición estando sentada. Pero fue llegando más gente y más gente y cómo a veces nos tocaba pararnos por el himno real o algo así, llegó un momento que al sentarme no me podía mover, ni estirar, ni arrodillar, ni nada. Hacía calor y empecé a cansarme rápidamente. Aunque por momentos me distraía con algunas escenas: Estábamos todos sentados y un gran grupo se puso de pie bloqueando nuestra vista, una mujer se paró y empezó a gritar muy fuerte: “siéntense, ¿qué se están creyendo?, nosotros llegamos primero y tenemos niños que no alcanzan a ver y no es justo que ustedes se paren allí, ¿por qué no llegaron temprano?... “ y eso les decía una y otra vez, o eso creo porque no entiendo tailandés, pero por los aplausos de la gente alrededor, asumo que eso estaba diciendo. En ocasiones los de adelante se sentaban, pero ante cualquier evento al otro lado del lago se volvían a poner de pie y ella volvía a empezar a gritar cual político y la gente la aclamaba. En determinado momento los del frente no se sentaron cuando ella gritaba, así que se volteó y le dijo a Kelly, en inglés: “por favor traduzcales de tailandés a inglés y dígales que se sienten”, Kelly no dudó en obedecer y les gritó “Siéntense” y muchos la aclamaron a ella también, aunque este no ayudó mucho porque no se sentaron.

Cuando estaba lista para irme porque no aguantaba más el calor y la posición, empezaron los fuegos artificiales, los cuales no alcanzabamos a ver completamente por la gente que estaba parada y una van de transmisión que también bloqueaba nuestra vista. Así que decidimos empezar a salir, porque cuando terminaran iba a ser caótico. Aunque acababan de empezar, mucha gente tuvo nuestra idea y éramos muchos saliendo, parando un poco a ver cuando había otra tanda de fuegos y reiniciando la marcha cuando terminaba. La calle, que es una avenida principal, estaba completamente bloqueada, los carros apagados en medio de la calle y la gente junto a estos viendo los fuegos. La última parte la vimos desde fuera del parque, muy bonito, no voy a decir que no. Pero lo que más me gustó fue ver a los tailandeses como se sorprendian con cada explosión y parecían niños:”¡Oooohhh!”, “¡uuuuyyyy!”, decían fuertemente cada que veían algún efecto especial. Y muy posiblemente nosotros también nos sorprendíamos pero como que alguien nos dijo en algún momento (o en nuestra sociedad está determinado) que los adultos no expresan su sorpresa y eso lo aceptamos sólo de los niños.

Luego seguimos caminando hacia otra avenida para llegar a la casa, en medio de los torrentes de pollitos, esta vez casi todos en la misma dirección. Por el cansancio y la cantidad de gente, nos vimos obligadas a parar en un bar por una cerveza, ver parte del partido de Alemania y luego ir hacia nuestras respectivas casas.

Muy agradable ver a todo un país celebrando una ocasión como esta, frente a la política están divididos, pero están unidos para todo lo que tiene que ver con su Rey. ¡Larga vida al Rey de Tailandia!
Continúa...